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viernes, 10 de octubre de 2014

Conversaciones de los duendes con la mantangorri

Los duendes: Tenemos una amiga que está muy depre, bajoneada

La mantangorri: Ayyyyy las historias que nos contamos a nosotras mismas....

Los duendes: Sí, pero se enferma...

La mantangorri: Pues eso te estoy diciendo, que las historias que nos contamos a nosotras mismas a veces nos enferman, nos deprimen, nos dejan caer, nos joden vivas.............pero las historias nos las contamos nosotras mismas...quizá llega un día que amanece y plas, te cae el 20 de que es otro día, diferente y, chica, te empiezas a contar tu historia y te escuchas a ti misma y dices, jo, qué aburrido, ¿otra vez con la misma? Ya no te apetece contar esa historia...al no contártela, de alguna forma desaparece...y luego pues ahí depende de con qué quieras llenar tooodo ese espacio y libertad que de repente encuentras que tenías como cuando tiras la mitad de la casa y cambias los muebles de sitio...movimientos de energía....la mujer salvaje que está profundo en nuestro ser se agita viva en nuestras entrañas, a pesar de todo, a pesar de nosotras mismas…

Los duendes: Pero ella se enferma de verdad

La mantangorri:......... ¿de dónde crees que surge la enfermedad? Nuestro cuerpo sólo refleja nuestra alma

Los duendes: Pero hacer de golpe que una sienta su alma y practique con ella, pues está jodío…


La mantangorri: Quizá, pero todo el  mundo tiene un cuerpo que tocar y ver y...sentir...por ahí nos entra todo, las asociaciones emocionales que hacemos (las historias que nos contamos) con ese sentir...interpretamos el mundo según nuestro sistema de percepción.... ¿no sería cosa de refinarlo y mantenerlo en un nivel óptimo? Por eso hablamos de optimismo biológico, porque así TODAS y cada UNA de las células están contentas y trabajando en un equipo bien organizado y feliz...así es como uno NO se enferma

 cuando una mujer baila consigo misma ajuaaaa

Los duendes: Ya pero, a estas alturas del partido ¿se pueden cambiar esas “mañas emocionales”?

La mantangorri: A veces pensamos que los viejos caminos son los únicos posibles, pero sólo reflejan  la manera en la que decidimos entender el mundo y, según eso, cómo aprendimos a manejarnos en ese mundo. Como dicen aquéllos, ÉSTE ES EL MUNDO DE LA ILUSIÓN....pregunta: ¿cómo andas hoy de imaginación? Escucha las historias que te cuentas constantemente, obsérvalas….Cuando entendemos que el verdadero poder reside en nosotras, ahí, ahí…podemos cambiar los viejos caminos

Y hablando de esos caminitos de la mente, le puedes contar a tu amiga este lindo poema de EL LIBRO TIBETANO DE LA VIDA Y LA MUERTE que seguro muchos conocen


AUTOBIOGRAFIA EN CINCO CAPÍTULOS
1) Bajo por la calle,
hay un hoyo profundo en la acera
me caigo dentro,
estoy perdido...me siento impotente.
No es culpa mía,
tardo una eternidad en salir de él

2) Bajo por la misma calle,
hay un hoyo profundo en la acera
finjo no verlo
vuelvo a caer dentro
no puedo creer que esté en el mismo lugar.
Pero no es culpa mía
todavía me lleva mucho tiempo salir de él

3) Bajo por la misma calle,
hay un hoyo profundo en la acera
veo que está allí
caigo en él de todos modos... es un hábito
tengo los ojos abiertos
sé donde estoy.
Es culpa mía
salgo inmediatamente de él

4) Bajo por la misma calle,
hay un hoyo profundo en la acera
Paso por al lado

5) Bajo por otra calle

Los duendes: Lo entendí…sólo podemos cambiar aquello de lo que somos conscientes…y crecer quizá duele…

La mantangorri: Quizá, por eso decimos

"Cuando permanecer en el capullo duele más que florecer” 


Los duendes: Así nos lo contó la mantangorri y nos pareció lindo para dedicárselo a todas las hadas, duendes, gente del circo, brujas, mariposas, burbujas y (parafraseando con Zaratustra) a todos los seres que sean de su misma especie, con amor





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