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lunes, 16 de mayo de 2016

Monólogo del Duende del Rincón

       Yo, la verdad, observo mi mente, las cosas que piensa, la miro desde fuera, y me espanto... 
     ¿De dónde sale todo eso? Y claro, al menos el hecho de darme cuenta, me ayuda en algo...

      

            Me hace pensar en los demás, seguro que no soy el único con una mente demente... 
   Aunque habrá quienes ni se den cuenta, que no perciban su mente al margen de los demás ruidos,
           que incluso la consideren ajena... ¡Imagínate! 
   Si ni siendo consciente de que la loca "de ahí arriba" anda suelta puede uno controlarla del todo, 
          pero al menos lo sé e intento que mis caballos no se desboquen...

           La mente se hizo cuerpo, y podemos sentir y pensar uno a través del otro. El que quiera 
   "desconectarlos" corre el riesgo de perderse, de confundirse. La mente puede crear un cuerpo 
   etéreo, no importante, sin contacto...El cuerpo puede crear una mente obtusa, rígida, abotargada. 
   Si ya lo decían los griegos que, además de una de mis palabras favoritas (Meraki), sacaron 
          aquello de "Mens sana in corpore sano". Y viceversa

          Ah, los cuentos que nos cuenta la mente... También podemos escuchar otras voces, como la 
   voz profunda del corazón... Para eso no es suficiente tener un corazón abierto... Hace falta un 
   corazón fuerte, y flexible, disciplinado... A veces también se confunde un poco, según cómo 
   anden los ánimos y, al igual que la mente, tiende al auto engaño...

         Hay otra voz, localizada debajo del esternón, en el área de movimiento del diafragma... 
   La podría conectar con la fuerza de la Mujer Salvaje que propone Marisa Pinkola en su maravilloso 
   libro (nomacuerdo título ahora mesmo), esa fuerza que todos por igual tenemos, profundo en las 
   entrañas... Es la voz que nos puede salvar

        Así que cuando cuerpo, mente, corazón o lo que sea, se alborotan, enfoco mi atención en esa 
   parte, intento suavizarla, con imágenes, con suaves masajes, aflojo la pancita y observo como se 
   mueve con el vaivén de la respiración...

       Observo especialmente la salida del aire, siento cómo me vacío totalmente sin llegar a 
   atragantarme, y entonces, mmmm, la inhalación llega por sí sola, plena, con espacio interno bien 
   abundante que la recibe abriendo sus diferentes puertas, niveles y compartimento, de repente es 
   tan fácil respirar... 
   Y, cuando la respiración se calma, la mente, el corazón, el cuerpo, el tiempo, se aquietan... 
   Quizá no haya conquistado la cima de la montaña, pero me siento más cerca y me siento bien, 
   básicamente, bien. Y agradecido
          Buenas noches

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