Yo, la verdad, observo mi mente, las cosas que piensa,
la miro desde fuera, y me espanto...
¿De dónde sale todo eso? Y claro, al
menos el hecho de darme cuenta, me ayuda en algo...
Me hace pensar en los demás, seguro que no soy el
único con una mente demente...
Aunque habrá quienes ni se den cuenta, que no
perciban su mente al margen de los demás ruidos,
que incluso la consideren
ajena... ¡Imagínate!
Si ni siendo consciente de que la loca "de ahí
arriba" anda suelta puede uno controlarla del todo,
pero al menos lo sé e
intento que mis caballos no se desboquen...
La mente se hizo cuerpo, y podemos sentir y pensar uno
a través del otro. El que quiera
"desconectarlos" corre el riesgo de
perderse, de confundirse. La mente puede crear un cuerpo
etéreo, no importante,
sin contacto...El cuerpo puede crear una mente obtusa, rígida, abotargada.
Si
ya lo decían los griegos que, además de una de mis palabras favoritas (Meraki), sacaron
aquello de "Mens sana in corpore sano". Y viceversa
Ah, los cuentos que nos cuenta la mente... También
podemos escuchar otras voces, como la
voz profunda del corazón... Para eso no es
suficiente tener un corazón abierto... Hace falta un
corazón fuerte, y flexible,
disciplinado... A veces también se confunde un poco, según cómo
anden los
ánimos y, al igual que la mente, tiende al auto engaño...
Hay otra voz, localizada debajo del esternón, en el
área de movimiento del diafragma...
La podría conectar con la fuerza de la
Mujer Salvaje que propone Marisa Pinkola en su maravilloso
libro (nomacuerdo
título ahora mesmo), esa fuerza que todos por igual tenemos, profundo en las
entrañas... Es la voz que nos puede salvar
Así que cuando cuerpo, mente, corazón o lo que sea, se
alborotan, enfoco mi atención en esa
parte, intento suavizarla, con imágenes,
con suaves masajes, aflojo la pancita y observo como se
mueve con el vaivén de
la respiración...
Observo especialmente la salida del aire, siento cómo
me vacío totalmente sin llegar a
atragantarme, y entonces, mmmm, la inhalación
llega por sí sola, plena, con espacio interno bien
abundante que la recibe
abriendo sus diferentes puertas, niveles y compartimento, de repente es
tan fácil respirar...
Y, cuando la respiración se calma, la mente, el corazón, el
cuerpo, el tiempo, se aquietan...
Quizá no haya conquistado la cima de la
montaña, pero me siento más cerca y me siento bien,
básicamente, bien. Y
agradecido
Buenas noches




